La Villa Olímpica, epicentro de la vida de los atletas durante los Juegos, acostumbra a ser un terreno propicio para que los deportistas entablen relaciones, fugaces o duraderas, que han llevado a los organizadores a prever el reparto de 150.000 preservativos.
Desde que en Barcelona-1992 se impulsara la idea como forma de luchar contra el fantasma del SIDA, la cifra se ha ido elevando, especialmente en las últimas ediciones, y de los 100.000 de Pekín-2008 se ha elevado la cantidad en cincuenta mil para los Juegos de la capital británica.
Serán 10.490 los deportistas que compitan en Londres-2012 y en su mayoría se trata de jóvenes, con cuerpos diez y que afrontan los Juegos como una oportunidad única en sus vidas, que quieren vivir intensamente y con recuerdos para conservar durante toda la vida.
En Sídney-2000 se prepararon 75.000 preservativos y como se agotaron hubo que recurrir a unos 15.000 que no estaban previstos, mientras que en Atenas-2004 la cifra llegó a 130.000, que fue rebajada a 100.000 para la edición de Pekín cuatro años más tarde.
En los de invierno de Vancouver-2010 fueron 100.000 y se agotaron entre los 7.000 participantes. En los de Salt Lake City-2002 se repartió un número similar, pero las previsiones eran mayores y fueron rebajadas tras las quejas de grupos religiosos, en la capital de la iglesia mormona.
Deportistas que en el pasado pasaron por la Villa Olímpica han explicado que es cierto que el lugar es propicio para las relaciones sexuales.
"Como es una experiencia única todos quieren tener recuerdos, sean sexuales, de fiestas o de la competición", explicó la arquera de la selección estadounidense de fútbol femenino y modelo ocasional, Hope Solo, en una reciente entrevista con ESPN.
"Hay mucho sexo (en la Villa Olímpica). He visto gente teniendo sexo en público, en los jardines que están entre las casas, casi en cualquier lugar", afirmó la portera, que explicó que en ediciones anteriores fue sencillo esquivar a los agentes de seguridad.
Hope Solo fue medalla de oro con los norteamericanos en la edición celebrada en 2008, una edición donde de los 100.000 preservativos sobró un lote de 5.000, que fueron subastados en noviembre de 2009 y comprados por una sola persona, por 5.000 yuanes (493 euros al cambio de aquel momento).
Otros deportistas olímpicas han hablado también de las relaciones en la Villa Olímpica.
El nadador estadounidense Ryan Lochte, una de las estrellas de la piscina, llegó a estimar en un 70% el número de deportistas que practica sexo durante los Juegos, mientras que el waterpolista Tony Azevedo, también estadounidense pese a haber nacido en Rio de Janeiro, dijo que la Villa Olímpica es "como el primer día de universidad, con todos intentando conocer a alguien".
En otros grandes eventos también se hizo reparto importante de preservativos, pero destinado a la población en general y los visitantes, como en el Mundial-2010 de Sudáfrica, donde se diseñó un plan de reparto masivo, especialmente para prevenir enfermedades de transmisión sexual.
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